Tan rápido como había unido mis labios con los de el, los había separado.
GORDA.
GORDA.
GORDA.
GORDA.
GORDA.
No se en que momento empecé a llorar, pero mis mejillas estaba húmedas. Drew estaba preocupado lo podía ver en sus ojos, que habían pasado de confusión a preocupación en un segundo.
Pero no me importaba, no podía estar en el auto junto a el. Era obvio, yo solo era un juego, se estaba divirtiendo un rato conmigo.
¿Quién carajos va a querer a una puta gorda como yo?
Soy fea.
Doy asco.
¿Cómo se va a fijar en mi?
Estoy en la arena de la playa llorando y abrazándome cuando siento la presencia de Drew a mi lado.
— No, no eres fea ni gorda - susurra mientras me envuelve en sus brazos.
— ¿De que estas hablando?.
— No soy ciego, e visto las veces que as evitado comer, como as bajado de peso, veo como lees los empaques, como hablas de la comida. Te conozco - habla con calma.
— No es lo que crees - digo con miedo.
— Te observo y te conozco. Se que algo no iba bien, lo hable con un especialista y me explico como es esto, no te juzgo, puedes confiar en mi.
— No lo encenderías…No es fácil - susurro.
— Explícamelo, yo te voy a escuchar, pero si no te sientes lista, te entiendo.